¿Qué es la prediabetes?

La prediabetes es una condición previa a la aparición de la diabetes. En ella, los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal, pero no tan altos como para considerarse diabetes.

La prediabetes es silenciosa, ya que se puede tener sin saberlo por falta de síntomas. Sin embargo, puede prevenirse, o al menos retrasarse la aparición de diabetes.

¿Qué factores aumentan el riesgo de tener prediabetes?

  • Tener sobrepeso u obesidad
  • No ejercitarse
  • Antecedentes de familiares diabéticos.
  • Tener 45 años o más. Sin embargo, actualmente los jóvenes y niños tienen factores de riesgo.
  • Raza o ascendencia: Los índices más altos se presentan en afroamericanos, indoamericanos y latinos.
  • Tener diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo) o tener un bebé que pesó más de 4 kilos al nacer.

¿Cómo sé si tengo prediabetes?

La prediabetes no presenta síntomas evidentes. Para diagnosticarla, se tienen que emplear las siguientes pruebas en la sangre:

GLUCOSA EN AYUNO
Consiste en extraer sangre después de ayunar por 8 horas. Los valores normales son de 70 a 100 mg/dl. y se considera prediabetes cuando el valor obtenido está entre 101 y 125 mg/dl.
RESISTENCIA A LA INSULINA
Se trata de hacer la determinación de insulina en sangre y relacionarla con la medición de glucosa, obteniendo un índice que, de ser mayor a 3, indica con un 90% de probabilidad que el paciente tiene condición prediabética.
HEMOGLOBINA GLICOSILADA
Provee la información de los niveles de glucosa de los tres últimos meses. Existe evidencia de que los niveles superiores al 7% indican que la glucosa circulante es mayor a 150 mg/dl en promedio.

¿Por qué debo estar al pendiente?


Si la diabetes no se trata adecuadamente, ésta podría causar: ceguera, fallo renal, daños neurológicos, enfermedades cardiacas, derrames y alta presión sanguínea; aún cuando su nivel de glucosa en sangre es sólo un poco más alto de lo normal, como sucede en la prediabetes.

¿Cómo puedo prevenir y tratar la prediabetes?

  • Mantener una alimentación equilibrada, moderando el consumo de carbohidratos complejos, los azúcares añadidos y las grasas trans. Puede acudir a un profesional de la nutrición para recibir una orientación completa y personalizada.
  • Realizar actividad física con regularidad. Al menos 150 minutos a la semana de actividades físicas moderadas tienen un efecto positivo en la salud.
  • Descansar adecuadamente: Dormir de 7 a 9 horas por noche y mantener un horario de sueño regular.
  • Practicar técnicas de gestión del estrés, como la meditación o la respiración profunda.
  • Acudir al médico regularmente para tener un registro actualizado de su historia clínica.